viernes, 26 de septiembre de 2014

[relato] El libro azul (parte 1)

El sol se difuminaba en las nubes. Poco a poco la niebla se iba disipando y sus rayos llegaban con más intensidad. Esa mañana había decidido salir a dar un largo paseo mientras la luz iba ganando terreno en el camino. Nada parecía más raro de lo normal, los pájaros cantaban y de vez en cuando se oia como una lagartija huia despavorida ante su presencia. Antón amaba los animales, y no le sorprendió verse al poco rato persiguiendo a un zorro que había asomado por detrás de los árboles. Corría todo cuanto podia pero no lograba aproimarse a su objetivo. Al poco rato salió del bosque y se encontró enfrente de un rio que discurria raudazmente. No se lo pensó mucho y, después de desistir en la persecución del zorro, comenzó a seguir el curso del rio. Llegó a un puente y volvió a cambiar de objetivo, seguiría la senda flotante hasta su límite.
Ya a casi a media mañana el camino terminó en una cueva, que con ansias penetró, después de beber un poco de agua. El interior gozaba de una oscuridad inexpugnable. Sacó una cerilla y con su tenue luz fue alumbrando el camino que se atrevió a recorrer. Entonces Antón tropezó, su cerilla se apagó, y poco a poco comprobó que no se había hecho nada. Ya seguro comenzó a buscar lo que había provocado su caida, palpó y palpó y halló lo que buscaba, un libro.
Después de varias cerillas consumidas salió de la cueva y se fijó en que el libro era azul. Un halo misterioso parecía rodearlo y, con ansia, se dispuso a leer su contenido.

... continuará ...

[sueño] Sol blanco

un sueño reciente que tuve: me encontraba en un mar negro, en su inmensidad, enfrente mio se encontraba un gran sol blanco. Al fondo del paisaje se podian ver cumulos de estrellas, quizá nubes, quizá galaxias, y de repente todo comenzó a girar. Las estrellas dejaron de verse, solo habia un fondo negro que giraba y a mi lado el gran Sol blanco. Sin pensarmelo dos veces metí mi mano en el sol y agarré algo, que al momento acerqué a mis ojos. Era un papel, como los que te dan en los templos japoneses de buena fortuna. En una de sus caras ponía una especie de consejo sobre los saltos a la piscina y en el reverso se encontraban unos numeros, estos son de los que me acuerdo:

9
7 7
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1

Después de observar el papel caí hacia atrás. Me colé entre las ramas de un árbol y ya puesto en pie comencé a caminar. Al poco una pareja apareció al fondo, se acercaron a mi y una de ellas se interesó por el papel que llevaba en la mano. Yo me negué a enseñarsele y entonces desperté.